el sol de mi ventana

que se terminen los viajes de colectivo de una vez, es eso lo que me pone de mal humor a mí, es eso lo que me deja sin palabras, lo que me desgasta, lo que me hace pensar que no tiene sentido la vida, que no sé qué estoy haciendo sentada ahí. que se terminen los días en los que siento que no hay rumbo aparente. que se termine la rutina, que se termine el llanto por saber que me quedan días y más días iguales, todos iguales, como los árboles de la calle, uno tras otro, hojas secas, hojas de colores, como mi mirada perdida cada mediodía, cada lágrima de mal humor, cada sinsentido, cada movimiento en vano. ese sentimiento recurrente de que si no encuentro algo especial en cada mirada me voy a desvanecer y de repente lo que quede acá solo será un cuerpo vacío. NO. no a ese miedo, no. no al llanto, no. no al agobio, no lo soporto, no. salí a ver el sol, encandilá las pupilas, que todo sea una mancha amarilla, que todo sea calidez y que no importe nada más. no al agobio, cecilia. te hundís y después no queda nada más. volvé.