tic

llegué y me saqué el reloj. el paso del tiempo ya no me interesa cuando estoy entre estas cuatro paredes, mil paredes verdes donde las hojas hacen ruido y me despiertan, donde el sol a veces es tan brillante que da miedo mirarlo, te quedás ciego.
pero yo llegué y me saqué el reloj porque ya no había luz, las estrellas estaban apagadas, como reflejando un estado emocional del pasado que no volvió todavía. me lo saqué porque ni importa si es temprano o tarde, me rijo por las normas del sueño eterno, las normas de mi sueño, ese que se va y viene y llega para quedarse cuando uno menos lo necesita acá. porque claro, es necesario aclarar que cuando el único escape placentero es dormir, las imágenes atormentan y no me dejan y las ojeras se instalan como dos agujeros negros, como los pozos de los que uno no sale (no porque no lo intente).
llegué y me saqué el reloj y no me importó dónde lo dejaba, aún si mañana, apurada, me arrepiento. ya está, el hoy ya pasó y aún si el mañana todavía está muy lejos a mi no me importa, porque cecil in limbo es un estado que no quiero abandonar al menos hoy, y no pienso dejar que un tictac insonoro me dirija la vida, cuando el único anhelo es entregarse al sueño eterno de pensar que cuando me despierte voy a tener más que palabras, más que sonidos sin sentido de gente que va y que viene buscando quién sabe qué.